8 de agosto de 2015

Externalidades Transporte de Mercancías

Externalidades en el Transporte de Mercancías
_JMC_
Las actividades económicas en cuya cadena tiene fuerte presencia el transporte de productos, con la finalidad de transformarlos para que regresen a origen, pueden generar implicaciones suplementarias para la "economía global" respecto a otros modelos que requieren menores procesos de transporte; esto es, por los costes externos imputables a dicho transporte.

Los tradicionales costes internos no suelen tener en cuenta los medioambientales y otros perjuicios. El aparente equilibrio que logran algunos modelos de negocio, puede volverse por lo tanto artificial; si se repercutieran los costes externos del transporte, los precios de venta podrían sufrir sustanciales incrementos y posiblemente el propio mercado acabaría buscando otras alternativas más competitivas (equilibradas).
Las externalidades que se pueden generar, son entre otras:
  • Externalidades negativas: Accidentes, ruido, contaminación atmosférica (daños a la salud, daños materiales y a la biosfera), riesgos de cambio climático, costes para la naturaleza y el paisaje, costes adicionales en áreas urbanas, procesos aguas arriba y aguas abajo, congestión.. 
  • Externalidades positivas: Posible influencia positiva sobre la “competitividad”, dado que "los beneficiados" no realizan pago directo por los efectos externos, que mejoran su bienestar (si bien ese modelo de competitividad no es sostenible a largo plazo) 
En la actualidad no se tienen en cuenta las externalidades en el transporte de mercancías, solamente se imputan los costes directamente ligados a la utilización del medio (combustible, seguros, costes laborales, etc.). Estos costes se consideran costes privados, sin embargo se generan una serie de daños que tienen un coste para la sociedad y de los que el transporte de mercancías no se hace cargo directamente, como pérdidas de tiempo de los demás conductores por congestión del tráfico, problemas de salud ligados al ruido y a la contaminación atmosférica, o emisiones de gas de efecto invernadero.

Si se tuviesen en cuenta los costes externos, a los costes internos se sumaría el coste adicional que genera la utilización de las infraestructuras. Ese coste adicional contribuiría a la equidad entre los generadores de transporte de mercancías y los que no lo son, y se establecería una relación directa entre la utilización de recursos comunes y el pago según los principios de “quien contamina, paga” y “quien utiliza, paga”.
Los modelos de negocio cambiarían sustancialmente, dado que dejaría de ser “rentable” desplazar ciertas mercancías y mucho menos hacerlas regresar de nuevo después de transformarlas.
Aplicados estos principios a nivel mundial, se conseguiría una drástica reducción de los perjuicios medioambientales. 

Otras medidas pueden ser:
  • Promover políticas de estímulo a los vehículos menos contaminantes 
  • Políticas fiscales: Fiscalidad Verde (acciones en el impuesto de vehículos de Tracción Mecánica o impuesto aplicado a la adquisición de vehículos) 
  • Implantación de tasa en función de kilómetros recorridos por los camiones pesados en toda Europa, en la que se tenga en cuenta no solo los costes provocados por accidentes, sino también los costes ambientales derivados de la contaminación atmosférica, el cambio climático y el ruido. La aplicación de dicha tasa debería extenderse más allá de las autopistas 
  • Creación de un escenario europeo común para el precio del combustible, aplicable a todos los modos de transporte, con el fin de alcanzar los objetivos de una estrategia climática a largo plazo en Europa. 
  • Medidas adicionales en el transporte por carretera con el fin de aumentar su eficacia, tales como un uso intensivo de las nuevas tecnologías en la gestión viaria y en los sistemas de información intermodal, así como sistemas mejorados de definición de la responsabilidad en caso de accidente y/o daño al medio ambiente. 
  • Creación de fondos financieros de carácter multimodal, financiados mediante las tasas por costes externos procedentes del sector del transporte por carretera. Estos fondos asegurarían los medios financieros necesarios para la modernización de los ferrocarriles.